viernes, 25 de mayo de 2012


3. LA SOCIEDAD DE CONSUMO

El Homo Sapiens está presente en nuestro planeta desde hace más de 50.000 años. Durante la mayor parte de ese tiempo las generaciones se sucedieron sin que tuviesen otro medio de subsistencia que la caza y la recolección. Luego tuvo lugar la revolución del Neolítico donde se inventó la agricultura y ganadería. La humanidad experimentó algunos progresos científicos y técnicos y vio florecer importantes civilizaciones como la romana. Todos estos cambios se han producido en una minúscula facción de tiempo si lo comparamos con los años que habitamos en este planeta.
Los europeos estamos sometidos a condiciones geoclimáticas muy semejantes o muchos otros sitios. Tenemos la misma inteligencia que el resto de seres humanos del planeta.

 La ideología capitalista puede resumirse en una sola frase: por mucho dinero que se gane siempre se querrá más. El ser humano agudiza su ingenio solo cuando la necesidad le obliga a ello. Durante miles de años vivió de la caza y la recolección y no sentía más necesidad que la de sobrevivir. En Europa Occidental, conseguir muchas riquezas se convirtió en una necesidad tan fuerte como alimentarse. Quienes sentían esa necesidad eran mercaderes que tenían que vender sus productos para satisfacerla y para eso tenían que estimular a comprarlos al resto de la población
Fue esta la espiral que facilitó la revolución industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo.

 

3.1 ¿DESARROLLO SOSTENIDO O DESARROLLO SOSTENIBLE?

Asuntos como el cambio climático, la extinción de especies o la superpoblación preocupa tanto a políticos como a ciudadanos. Después de mucho tiempo, son muchas las voces que alarman sobre el destino de nuestro futuro y la necesidad de tomar medidas con respecto a los modelos de desarrollo que dirigen nuestra sociedad. Empezamos a tomar conciencia de estos problemas a los que nos ha conducido la moderna economía de mercado, la globalización y el consumismo.

Toda propuesta de desarrollo sostenible pasa por renunciar a buena parte de nuestras comodidades, esto plantea serias dificultades: ¿Cómo conseguir que todos acepten ese sacrificio sin que algunos se aprovechen de él?, ¿Como hacerlo sin que nuestra  frágil economía de mercado basada en el consumo desaforado se hunda?. Este es el reto al que nos enfrentamos en este nuevo siglo.

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